Se oye la televisión
hay dos chicos en un sillón
Lucas no presta atención
con Maros necesita hablar,
que le de una solución.
el corazón le va a estallar,
solo sabe susurrar:
Julia me ha dejado de gustar
estoy enamorado
del chico adorado
de la calle de al lado
¿debería contarle lo que a ti te he contado?
Te gusta Daniel ¿Aquel chico lanzado?
ya se lo tendrías que haber revelado
sabrá entenderte como nadie ha logrado
creerá que soy raro,
que solo soy malo,
que no quiero su mano
debería apartarme,
alejarme, perderme,
esconder lo que soy
y ya nunca moverme
eres mi amigo
y si algo no permito
es que por ti mismo
te hayas herido
has de decirlo
ahora escucha la historia
de un sueño dormido
Tamara vivía sobre tacones altos
perfecta manicura y vestidos caros
revistas de modelos y besos perdidos
y aunque ella no encajaba, les seguía el hilo
un día a su lado se sentó un nuevo chico,
hablaron de libros, películas y discos
sus amigas creyeron que eran pareja
empezaron a buscar teorías complejas
tamara sabía que quería a esas chicas,
que quería a ese chico,
pero que tan solo eran sus amigos
ella se alejó de sus antiguas compañeras
cambió de estilo, escribía canciones enteras
ya no era de aquellas chicas perfectas
un buen día decidió ser sincera
en un concierto tocó la guitarra para ellas
demostrando que siendo distintas
todavía podían ser amigas
y que el chico de aquel día
es el amigo en el que más confía,
al final lo mejor es ser solo tú misma.
¿qué significa todo esto?
que todo cuesta un esfuerzo
que no eres perfecto
que la vida es un muermo
esconderte sera eterno
se tu mismo y se directo
Lucas explicó a Julia lo sucedido
y aunque le dolió, siempre lo había sabido
por fin llega el momento temido
estaba hablando con Dani, lo había conseguido
no paraba de balbucear, estaba perdido
la respuesta del chico nunca la habrías creído
le besó como si fuese lo mejor que había vivido
y termina la historia de algún conocido
que asumió quién era y fue él mismo.
jueves, 25 de mayo de 2017
miércoles, 3 de mayo de 2017
Cuento
Se oye la televisión y hay dos chicos sentados en el sofá. Lucas está mirando a la pantalla pero no está prestando atención a la película, necesita hablar con Marcos de algo:
-Marcos.
-¿Sí?
-Tengo que pedirte un consejo.
-Cuéntame- dice Marcos mientras baja el volumen de la televisión.
-No sé que me pasa.
-¿A que te refieres?
-Es con Julia... -habla muy suave, nervioso- Y con Dani.
-¿Julia y Dani? Pero, ¿se conocen?
-No, no. Es que...
-Venga Lucas, di.
-Es que creo que ya no me gusta Julia.
-¿Y a ella le gusta Dani?-pregunta Marcos confuso- No entiendo que tiene que ver sino.
-A ver, es que...
-Lucas, dímelo, que no pasa nada.
-Pero...
-Va, dilo.
-Creo que no me gusta Julia porque... Me gusta Dani.
-¿Qué?¿Te gusta Dani? Ya si que me he perdido, no entiendo nada.
-Sí, me gusta Dani.
-Pero, ¿eres gay?
-Eso es lo que no entiendo, estoy un poco confundido, si me gusta... Será que sí, ¿no?
-¿Por qué no me lo habías dicho?
-¡Porque no lo sé ni yo!-dice Lucas ya un poco alterado.
-Vale, vale. Pero porque él te guste no tienes que ser gay, puedes ser bisexual, ¿no?
-Supongo...
-¿Y qué piensas hacer?-pregunta Marcos interesado.
-No lo sé, ¿qué crees tú?
-Deberías decírselo.
-¿Qué?¡No!-Lucas no se lo puede creer, no puede decirle eso.
-Sí, con estas cosas es mejor arriesgarse. Además, ¿sino que vas a hacer? ¿Esconderlo toda tú vida? ¿Hacer cómo que no te gustan los chicos?
-No sé, Marcos... Es que la gente...
-¿No ves que yo me lo he tomado bien? Mira, te voy a contar algo que le pasó a Tamara.
-Pero,¿qué?
-Tú escucha:
Tamara era la típica chica, tacones altos, vestidos, perfecta manicura, labios rojos y rimmel. Iba a fiestas con sus amigas y hablaban de lo mal que le quedaba el vestido a esa chica, de lo guapo que era aquel chico, de una famosa o de otra. Y así, todos los días.
Con ese maquillaje que jamás se quitaba. Hablando de programas de culebrones, revistas de modelos, tacones, cirugía plástica y sombras de ojos.
Lo cierto es que se llevaba bien con esas chicas. Todas ellas disfrutaban de su día a día, y sus temas de conversación. Tamara nunca ha pensado que sea peor hablar de pintalabios que de literatura. Pero ella no encajaba.
Un buen día comenzó a hablar con un chico que se sentaba a su lado. Hablaban de música, de libros, de películas. De la carrera artística que él aspiraba a estudiar.
Y sus amigas lo único que hacían era preguntarle una y otra vez que si ya se habían declarado, que si estaban saliendo juntos. Ella ya no sabía cómo decirles que no. Cada día pasaba más tiempo con él y sus amigas no querían creer que solo fuesen amigos.
Tamara empezó a cambiar de estilo, en su habitación ahora se oía otra música, en sus paredes en vez de pósters había dibujos y por la mesa en vez de revistas había novelas. Llevaba vaqueros y camisetas grandes. Botas en vez de tacones. Más rojo en los labios y más oscuro en los ojos. Poco a poco dejaba ver quién era.
Llegó el día en el que el instituto permitía que los alumnos hiciesen algún tipo de actuación. Tamara y su grupo de amigas solo iban de espectadoras pero les gustaba ver a sus compañeros actuar. Este año fue distinto.
Ella les dijo que tenía que celebrar el cumpleaños de su madre y que no podría ir, pero que fuesen sin ella. Sus amigas estaban ya un poco enfadadas porque sentían que Tamara se estaba apartando mucho de su grupo, y querían que volviese a ser como antes.
Fueron al festival y escucharon a un grupo cantar un tema rockero, dos chicas bailaron, una chica tocó un solo de batería, otra hizo un espectáculo de magia y un chico se dedicó a recitar un poema. Cuando solo quedaba una persona por actuar toda la sala se quedó en silencio y en el escenario apareció Tamara con su guitarra colgada. No quería levantar la vista porque sabría que se moriría de nervios pero todas sus amigas estaban entre indignadas y asombradas.
Tocó una balada, suave, cantando sobre los acordes y mirando las cuerdas. Déjandose el alma en la canción. Las primeras en aplaudir fueron sus amigas.
Cuando bajó del escenario la abrazaron entre todas y por fin hablaron. Tamara era otro tipo de persona. Música, guitarra, poesía y pintura. No era como ellas. Pero la querían, igual, como fuese. Y ahora que era ella, y que era auténtica, todo funcionaba mejor.
Hablaba de unas cosas con ellas y de otras con aquel chico, Y se llevaban igual de bien e incluso mejor, porque al final ser tú mismo sirve mejor que ninguna estratagema.
-Y con esto, ¿qué me quieres decir, Marcos?
-Qué a todos nos cuesta un esfuerzo ser quiénes de verdad somos. Pero que cuando lo conseguimos al final sirve para algo. Que no es en vano. Que la vida transcurre más alegre si no te escondes.
-Supongo que tienes razón... Pero es que no quiero hacer esto.
-Lucas, ¿sabes quién era el amigo de Tamara?
-No, pero ¿qué tiene que ver?
-Que era Dani. Que él ya ha visto a alguien cambiar para acabar siendo como de verdad es. Que no es la primera vez que es el causante de que una persona se de cuenta de que en realidad es de otra manera. Y que se lo va a tomar bien en cualquier caso.
-De acuerdo... Lo más probable es que tengas razón, hablaré con él.
-¡Genial!
-Gracias, Marcos.
-De nada, tío.
Lucas habló al día siguiente con Julia, lo primero. Le explicó lo sucedido, y dijo que no quería herirla y preferia avisar antes de que las cosas fuesen a peor. Ella lo entendió. Lo cierto es que lo que le hizo sentir tan mal no fue que existiese un chico concretamente, sino que existiese alguien más. Que ella ya no fuese su pareja ideal. Pero lo superará, ya lo ha hecho más veces.
Después se lanzó a hablar con Dani, ¿qué podría salir mal? Le dijo que había algo importante que necesitaba decirle, y él atentamente escuchó todo aquello que Lucas necesitaba contar. Le contó todo lo que sentía, todas las confusiones que eso le había provocado, todas las dudas, y todos los miedos. Le contó lo mucho que le había costado decírselo a Julia sabiendo que le haría daño, y le contó como Marcos había usado de ejemplo la historia de su amiga.
La respuesta de Dani fue simple. Lucas no paraba de hablar, Dani le besó. Y así por fin dejó de ponerse tan nervioso, se relajó y dejó las cosas suceder. Que al fin y al cabo lo mejor que puedes hacer es ser tú mismo.
-Marcos.
-¿Sí?
-Tengo que pedirte un consejo.
-Cuéntame- dice Marcos mientras baja el volumen de la televisión.
-No sé que me pasa.
-¿A que te refieres?
-Es con Julia... -habla muy suave, nervioso- Y con Dani.
-¿Julia y Dani? Pero, ¿se conocen?
-No, no. Es que...
-Venga Lucas, di.
-Es que creo que ya no me gusta Julia.
-¿Y a ella le gusta Dani?-pregunta Marcos confuso- No entiendo que tiene que ver sino.
-A ver, es que...
-Lucas, dímelo, que no pasa nada.
-Pero...
-Va, dilo.
-Creo que no me gusta Julia porque... Me gusta Dani.
-¿Qué?¿Te gusta Dani? Ya si que me he perdido, no entiendo nada.
-Sí, me gusta Dani.
-Pero, ¿eres gay?
-Eso es lo que no entiendo, estoy un poco confundido, si me gusta... Será que sí, ¿no?
-¿Por qué no me lo habías dicho?
-¡Porque no lo sé ni yo!-dice Lucas ya un poco alterado.
-Vale, vale. Pero porque él te guste no tienes que ser gay, puedes ser bisexual, ¿no?
-Supongo...
-¿Y qué piensas hacer?-pregunta Marcos interesado.
-No lo sé, ¿qué crees tú?
-Deberías decírselo.
-¿Qué?¡No!-Lucas no se lo puede creer, no puede decirle eso.
-Sí, con estas cosas es mejor arriesgarse. Además, ¿sino que vas a hacer? ¿Esconderlo toda tú vida? ¿Hacer cómo que no te gustan los chicos?
-No sé, Marcos... Es que la gente...
-¿No ves que yo me lo he tomado bien? Mira, te voy a contar algo que le pasó a Tamara.
-Pero,¿qué?
-Tú escucha:
Tamara era la típica chica, tacones altos, vestidos, perfecta manicura, labios rojos y rimmel. Iba a fiestas con sus amigas y hablaban de lo mal que le quedaba el vestido a esa chica, de lo guapo que era aquel chico, de una famosa o de otra. Y así, todos los días.
Con ese maquillaje que jamás se quitaba. Hablando de programas de culebrones, revistas de modelos, tacones, cirugía plástica y sombras de ojos.
Lo cierto es que se llevaba bien con esas chicas. Todas ellas disfrutaban de su día a día, y sus temas de conversación. Tamara nunca ha pensado que sea peor hablar de pintalabios que de literatura. Pero ella no encajaba.
Un buen día comenzó a hablar con un chico que se sentaba a su lado. Hablaban de música, de libros, de películas. De la carrera artística que él aspiraba a estudiar.
Y sus amigas lo único que hacían era preguntarle una y otra vez que si ya se habían declarado, que si estaban saliendo juntos. Ella ya no sabía cómo decirles que no. Cada día pasaba más tiempo con él y sus amigas no querían creer que solo fuesen amigos.
Tamara empezó a cambiar de estilo, en su habitación ahora se oía otra música, en sus paredes en vez de pósters había dibujos y por la mesa en vez de revistas había novelas. Llevaba vaqueros y camisetas grandes. Botas en vez de tacones. Más rojo en los labios y más oscuro en los ojos. Poco a poco dejaba ver quién era.
Llegó el día en el que el instituto permitía que los alumnos hiciesen algún tipo de actuación. Tamara y su grupo de amigas solo iban de espectadoras pero les gustaba ver a sus compañeros actuar. Este año fue distinto.
Ella les dijo que tenía que celebrar el cumpleaños de su madre y que no podría ir, pero que fuesen sin ella. Sus amigas estaban ya un poco enfadadas porque sentían que Tamara se estaba apartando mucho de su grupo, y querían que volviese a ser como antes.
Fueron al festival y escucharon a un grupo cantar un tema rockero, dos chicas bailaron, una chica tocó un solo de batería, otra hizo un espectáculo de magia y un chico se dedicó a recitar un poema. Cuando solo quedaba una persona por actuar toda la sala se quedó en silencio y en el escenario apareció Tamara con su guitarra colgada. No quería levantar la vista porque sabría que se moriría de nervios pero todas sus amigas estaban entre indignadas y asombradas.
Tocó una balada, suave, cantando sobre los acordes y mirando las cuerdas. Déjandose el alma en la canción. Las primeras en aplaudir fueron sus amigas.
Cuando bajó del escenario la abrazaron entre todas y por fin hablaron. Tamara era otro tipo de persona. Música, guitarra, poesía y pintura. No era como ellas. Pero la querían, igual, como fuese. Y ahora que era ella, y que era auténtica, todo funcionaba mejor.
Hablaba de unas cosas con ellas y de otras con aquel chico, Y se llevaban igual de bien e incluso mejor, porque al final ser tú mismo sirve mejor que ninguna estratagema.
-Y con esto, ¿qué me quieres decir, Marcos?
-Qué a todos nos cuesta un esfuerzo ser quiénes de verdad somos. Pero que cuando lo conseguimos al final sirve para algo. Que no es en vano. Que la vida transcurre más alegre si no te escondes.
-Supongo que tienes razón... Pero es que no quiero hacer esto.
-Lucas, ¿sabes quién era el amigo de Tamara?
-No, pero ¿qué tiene que ver?
-Que era Dani. Que él ya ha visto a alguien cambiar para acabar siendo como de verdad es. Que no es la primera vez que es el causante de que una persona se de cuenta de que en realidad es de otra manera. Y que se lo va a tomar bien en cualquier caso.
-De acuerdo... Lo más probable es que tengas razón, hablaré con él.
-¡Genial!
-Gracias, Marcos.
-De nada, tío.
Lucas habló al día siguiente con Julia, lo primero. Le explicó lo sucedido, y dijo que no quería herirla y preferia avisar antes de que las cosas fuesen a peor. Ella lo entendió. Lo cierto es que lo que le hizo sentir tan mal no fue que existiese un chico concretamente, sino que existiese alguien más. Que ella ya no fuese su pareja ideal. Pero lo superará, ya lo ha hecho más veces.
Después se lanzó a hablar con Dani, ¿qué podría salir mal? Le dijo que había algo importante que necesitaba decirle, y él atentamente escuchó todo aquello que Lucas necesitaba contar. Le contó todo lo que sentía, todas las confusiones que eso le había provocado, todas las dudas, y todos los miedos. Le contó lo mucho que le había costado decírselo a Julia sabiendo que le haría daño, y le contó como Marcos había usado de ejemplo la historia de su amiga.
La respuesta de Dani fue simple. Lucas no paraba de hablar, Dani le besó. Y así por fin dejó de ponerse tan nervioso, se relajó y dejó las cosas suceder. Que al fin y al cabo lo mejor que puedes hacer es ser tú mismo.
miércoles, 26 de abril de 2017
Mester de Clerecía VS Mester de Juglaría
Mester de Clerecía
TEMA: religioso o histórico
CANTADO: por los clérigos
ESTRUCTURA: cesuras y hemistiquios
MÉTRICA: 14 sílabas
LENGUAJE: romance, lenguaje culto
RECURSOS LITERARIOS: epítetos, paralelismos...
Mester de Juglaría
TEMA: novelesco y épicoCANTADO: por juglares
ESTRUCTURA: cesuras y hemistiquios
MÉTRICA: 16 sílabas
LENGUAJE: romance, lenguaje sencillo
RECURSOS LITERARIOS: epítetos, paralelismos...
miércoles, 15 de marzo de 2017
Discantus
Organum
miércoles, 18 de enero de 2017
Kvothe vs MioCid
El Nombre del Viento
Kvothe es un chico alto, pelirrojo y con los ojos verdes. Es inteligente,astuto y sabe valerse en cualquier entorno. Trabaja artífice en la Universidad y toca el laúd en una posada, normalmente actúa solo pero a veces le ayudan sus amigos Sim y Will,o Bast y Skarpi. Lucha contra los Chandrian ya que ellos mataron a su familia y toda su troupe, sin embargo nadie cree que estos existan y por ello tiene que buscar por su cuenta. Se vale de la simpatía (magia) para vencer a todos sus enemigos,sin embargo sabe usar casi cualquier tipo de arma. Viaja por todas las comarcas del país pero principalmente por Atur, en una época medieval.
Si consigue derrotar a los Chandrian conseguiría,por fin,vengar a sus padres.
El poema del mio Cid
El Cid también es un hombre bien parecido, listo y astuto. Su trabajo en cambio es el de caballero, bajo las órdenes de un rey, al contrario que Kvothe que actúa según sus propias decisiones. Tiene amigos que le ayudan pero sobre todo se mueve por los intereses de Dios, Kvothe se mueve por venganza y eso le hace más humano.
El Cid se defiende con la espada y se recorre Castilla pero en la misma época medieval.
Biografía de Rodrigo Díaz de Vivar
Rodrigo Díaz de Vivar nace entre los años 1043 y 1054 en Vivar. Hijo de Diego Laínez, conocido como descendiente del casi legendario juez castellano Laín Calvo. Su madre pertenecía al linaje aristrocrático de los Álvarez.
Quedó huérfano a edad temprana y se crió con el infante Sancho, hijo de Fernando I de Castilla y León. Con unos quince años, Sancho y Rodrigo viajaron a Zaragoza para forjar una alianza cristiano-musulmana y así vencer al reino aragonés. Este viaje fascinó a Rodrigo al conocer las ciudades musulmanas y la importancia de las alianzas.
Cuando Fernando murió repartió su reino entre sus hijos, dándole Castilla a Sancho. Este enseguida decide enfrentarse a su hermano Alfonso, a quien corresponde León, ya que lo considera una parte realmente importante.
El apodo de campeador lo ganó Rodrigo en el combate con el caballero de Navarra, Jimeno Garcés, al dar una victoria para Castilla.
Una vez comprobada su valía el Cid acompañó a las tropas de Sancho en su lucha contra Alfonso, una vez vencido este tuvo que refugiarse pero el destino quiso que Sancho muriese y el Cid quedase fuera de lugar.
Los hechos históricos afirman que Alfonso le entregó la mano de su sobrina Jimena,así que empezaron con una buena relación, no como cuentan las leyendas. Sin embargo una expedición a Toledo sin permiso real, una ciudad que se pretendía conquistar, enfureció al rey y provocó su destierro.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cid.htm
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)