jueves, 5 de abril de 2018

historia

Cuando se lanzaron a la aventura de explorar los alrededores del lugar en el que se habían establecido, nunca se imaginaron las complicaciones que les esperaban.

Los cuatro tripulantes salieron de la nave, dispuestos a conocer una pequeña parte de aquel nuevo planeta, de aspecto rocoso, picos y montañas les rodeaban y no veían ni una zona de llanura.

A pesar de la imagen de aquellos suelos, no eran tan sólidos como parecían, según fueron caminando se dieron cuenta de que la mayor parte eran enormes zonas de algo parecido a arenas movedizas, viscosas y aterradoras.
Siguieron caminando, recogiendo muestras de algunas rocas, de aquella sustancia desconocida, haciendo pruebas para conocer la temperatura, los gases que les rodeaban... Cuando de pronto una de las exploradoras, Teresa, avisó al resto de lo que había visto, algo parecido a una charca con agua. Debían tomar muestras y comprobar lo que era ya que podría ser un gran descubrimiento. Pero Alba señaló el problema que tenían, la charca se encontraba rodeada por aquel material que hacía las veces de arenas movedizas.

Teresa, quien lo había visto, estaba dispuesta a llegar a ella de cualquier manera pero uno de sus compañeros, Andrés, le hizo pararse a pensar. Debían ir con cuidado, sobretodo cuando no sabían la composición de aquel líquido.
Tanto Teresa como Pedro no cabían en sí de la emoción y mientras Andrés y Alba hablaban de alguna manera de llegar hasta allí, los otros dos, entusiastas, metieron con cuidado un palo en aquella especie de barro. No pasó nada. No llegaron a un fondo. Se miraron y metieron un pie. Tampoco pasó nada, no parecía peligroso. Encontraron una especie de fondo y se metieron del todo. Las cartas estaban echadas.

Pedro se agarró al borde y para cuando los otros quisieron darse cuenta ya le había dado la mano a Teresa que ya estaba intentando llegar a aquella especie de agua.

Alba y Andrés estaban desesperados, veían como ambos se iban hundiendo y estaban aterrados, no sabían qué hacer. Teresa les pidió un recipiente para el agua, aquella sustancia cubría su casco a la altura de los ojos, no tenían más tiempo.

Andrés lanzó un recipiente que se perdió en aquel barro viscoso, al segundo intento consiguió que cayera en el agua y Teresa lo pudo llenar para volver a tirarlo a la orilla. Todos estaban asustados pero Alba pudo reaccionar y tiró de Pedro, que a su vez tiraba de Teresa. Cuando Andrés empezó a tirar consiguieron sacar a Pedro pero Teresa estaba completamente cubierta. Siguieron tirando de ella, gritando, desesperados.

Cuando por fin sacó la cabeza el alivio fue enorme. Consiguió salir y volvieron entusiasmados aunque aún en shock a la nave. ¡Aquel líquido podría ser agua!

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